viernes, 11 de julio de 2014

ARMAS (Calle)



Esta calle que se inicia en la intersección de la calle Cerera con la calle Alcalde Rafael Diaz, termina siendo un pequeño callejón descendente para desembocar en la calle Sor Cándida Suárez. Su denominación popular de ARMAS es con seguridad del siglo XVIII, aunque podríamos aventurar de su existencia ya en el anterior formando parte de ese entramado pre-urbano de callejones que conformaban la margen sur del antiguo Tabaibal en la falda de la Montaña de Arucas, y al poniente del barranquillo por donde bajaban las aguas de la misma hasta la Acequia Real, hoy conocida como Acequia Alta, cuyo cauce es ocupado por la actual calle Salvador Rueda.

Esta calle ARMAS es también el flanco naciente de lo que podríamos considerar el sector que conserva el entramado pre-urbano más antiguo de Arucas, entre la calle Acequia Alta y la calle Alcalde Rafael Díaz, al que se han ido incorporando las nuevas construcciones a partir de la Fábrica La Isleña, para quedar flanqueado al poniente por la actual calle Ramón y Cajal. En su interior, con acceso rodado reducido a la mínima expresión en sus inicios y peatonal en la máxima, nos encontramos quebrados callejones hoy conocidos como Cáceres, Badajoz, Pasaje Famara, Médico José Cuyás González Corvo y Pasaje Granada, a los que sumamos las calles que comentamos en este Blog de forma independiente: Calle ALCALDE MATEO DE MATOS QUINTANA y Calle SOR CÁNDIDA SUÁREZ.

Su nominación ARMAS se debe a la familia De Armas muy arraigada en Arucas, y en particular a los tres presbíteros, dos hermanos y un sobrino, de los primeros uno de ellos fue canónigo de la Catedral quien donó a Arucas tierras en Trasmontaña para que con su venta se construyeran escuelas públicas de Primeras Letras en la actual calle León y Castillo. Es el primer cronista Pedro Marcelino Quintana en su Cuaderno 1º, quien indirectamente nos acerca al origen de la nominación de la calle. Al realizar averiguaciones sobre el lugar de fallecimiento del presbítero Vicente Pérez de Armas, nos incluye información dada por un vecino dice que murió «en la casa que luego fue de su sobrino D. Guillermo Pérez de León, casi frente a la calle Quintana». La última calle referida es la antigua denominación de la calle Alcalde Mateo de Matos, si bien es el tramo que admite el tráfico de vehículos que hoy es la llamada calle Sor Cándida Suárez, en la que desemboca esta calle ARMAS (la fotografía de Eliú Pérez que encabeza esta entrada).

Conozcamos de la familia aruquense de nacimiento De Armas con la información que nos aporta el primer cronista de Arucas (QUINTANA MIRANDA, P.M.: Cuaderno 1º de notas referentes al pueblo y parroquia de Arucas, ed. digital, 2012), y dado que se trata de un "cuadernos de notas", optamos por redactar de forma más amena.

Tenenemos primero a Vicente Antonio de Armas, quien dijo su primera misa el 20 de enero de 1760, día de San Sebastián, «vino de su casa bajo de palio en procesión» hasta la parroquia, acompañado del Curato y capellanes, y dada la festividad se llevó la imagen de San Sebastián desde su ermita a la iglesia parroquial, siendo sus padrinos «el Venerable Cura y D. Manuel Ponse con capas y Diácono y Subdiácono, el Padre Fray Antonio Martín y el Padre Lector Fray José Marrero, los que se ordenaron de Sacerdotes el mismo día que él». 

Se infiere por la concelebración organizada para el ordenamiento de varios sacerdotes, el especial protocolo seguido con él y la onomástica elegida, que procedía de una familia distinguida en el lugar de Arucas, y sin hacer otras conjeturas, reseñar que fue alcalde ordinario desde 1731 hasta 1736 el alférez Mateo de Armas Cabrera. Pero hay otros datos del mismo, que sí pudieran inducirnos a pensar que pertenece a esta familia. El primero, en cuanto a su distinción como vecino y vinculación a la parroquia, pues es de los vecinos comparecientes que ante notario el 13 de marzo de 1707 solicitan a «Su Majestad el señor don Felipe V, haga merced a este lugar y sus vecinos del Beneficio Eclesiástico que pretenden por su vecindad de 500 y más vecinos» (SÁNCHEZ RODRÍGUEZ, J.: Historia de la Parroquia de San Juan Bautista de Arucas 1515-1817, Las Palmas de GC, 2013, p. 216). Y el segundo, mucho más esclarecedor, que el alférez Mateo de Armas Cabrera es mayordomo de la Cofradía del Rosario desde 1707 a 1719, cofradía y capilla con la que van a tener una especial relación sus presuntos descendientes los presbíteros.

Volviendo al sacerdote Vicente Antonio de Armas, el día 6 de junio de 1769 sucedió en este Curato de Arucas, siendo Teniente de Cura de la parroquia, pasando a ser cura propietario hasta 1777. Después pasó al Sagrario en la Iglesia Catedral después de haber hecho tres oposiciones a dicho Curato, recibiendo el título de Canónigo de dicha Catedral el 23 de Junio de 1788. Cuando falleció en abril de 1822, hay una nota sobrepuesta en el Cuaderno del cronista que refiere «Cuando le sorprendió la muerte, quedó debiendo á la fábrica como mayordomo una cantidad bastante crecida; por lo que la iglesia se quedó con dos casas, que fueron vendidas á D. Germán Mujica por 6.622 rs. 36 cents. el 23 de Julio de 1853.» Sin poner en duda tal información, sí aportar que no consta en la nómina de mayordomos aportada por otras fuentes.

También pudiera ser la "excusa" legal que antiguamente se daba para poder adjudicarse la propiedad de los bienes vinculados a las capellanías sujetas a las normas del Antiguo Régimen de la Propiedad, y que la venta se hace cuando se aprueban las Leyes de Desamortización. Su tía Estebana María Perdomo, constituyó una capellanía por testamento el 9 de noviembre de 1755, nombrándolo sucesor, a cambio de «5 misas rezadas anuales en Iglesia de Arucas a 3 reales de limosna», que vinculaba las siguientes propiedades que parecen ser las que refiere el cronista «Dos casas terreras con cocina y cuartos en la calle San Juan y un Censo de 1.200 reales de principal impuesto sobre un cercado de tierra en Arucas», entendamos el censo como un alquiler perpetuo (SUÁREZ GRIMÓN, V.J.: La propiedad pública, vinculada y eclesiástica en Gran Canaria, en la crisis del antiguo régimen, Tesis Doctoral ULPGC, 1987, Anexo p. 95).

Hacemos esta aclaración, dado que su posición económica era envidiable, y además de estar documentada la donación que hiciera al pueblo de Arucas Vicente Antonio de Armas conjuntamente con el también canónigo José Fernández Abad de terrenos y casas en Trasmontaña para la construcción de las Escuelas de Primeras Letras  (ZAMORA SÁNCHEZ, J.: La Obra del Cronista, compilación de Juan Zamora Maldonado, Las Palmas de GC, 2003, p. 348), habría que añadir sus dos importantes capellanías cuyos bienes en Arucas, que sus poseedores no pueden vender por estar vinculados, eran un molino con casas antiguas en La Goleta, una suerte de secano en Montaña Blanca, otra en Calderetas, un pedazo labradío de 17 fanegadas y otro de secano de 2 fanegadas en Los Masapeses (SUÁREZ GRIMÓN, V.J.: La propiedad pública, vinculada y eclesiástica en Gran Canaria, en la crisis del antiguo régimen, Tesis Doctoral ULPGC, 1987, Anexo p. 136).

Del mencionado molino nos aporta más información otro autor aruquense de una novela costumbrista, del que nos consta realizó buenas investigaciones: « ... y el otro Molino de Arriba en el barrio de la Goleta era de la Capellanía fundada por don Vicente Antonio de Armas, Párroco que fué de Arucas y, heredó la Capellanía su sobrino don Vicente Pérez de Arma, Párroco que fué de Arucas y al abolirse las capellanías y fallecer ese señor pasaron las propiedades y el molino a sus familiares y como antiguamente la posesión de las Capellanías las daba el obispado y una de las principales propietarias del Molino de Arriba es una señora parienta del fallecido párroco don Vicente Pérez de Armas; le dicen «la Obispa»-dice don Bruno» (MEDINA MATOS, C.: El cólera en la isla de Gran Canaria, Las Palmas de GC, 1961, p.113).

Está documentado también que en vida compró una azada de agua en 1.500 reales a la parroquia, que arrendó más azadas de agua para regar sus tierras de cultivo, y aparece como tributario de la Capilla del Santísimo (SÁNCHEZ RODRÍGUEZ, J.: Historia de la Parroquia de San Juan Bautista de Arucas 1515-1817, Las Palmas de GC, 2013).

Hermano del anterior es Simón de Armas, quien fue Teniente cura del Sagrario de la Sta. Iglesia de la Catedral y falleció en Arucas en 1813, nueve años antes que su hermano menor (?), por quien había sido nombrado capellán cuando la fundó la primera el 19 de Abril de 1777, a cuyos bienes vinculados antes nos hemos referido. Fue mayordomo de la Fábrica de san Juan del 22 de diciembre de 1742 al 8 de septiembre de 1752.

Sobrino de los dos anteriores es Vicente Pérez de Armas, nacido también en Arucas el 6 de mayo de 1769, hijo de Antonio Pérez y de Catalina Suárez de Armas, y actuando como padrino de bautismo su tío Vicente Antonio de Armas.

Después de haber sido preceptor de Gramática en Arucas el año 1792, inicio su formación eclesiástica diciendo su primera misa en Teror el 28 de septiembre de 1799, en diciembre de 1801 pasó á Santa Brígida, y en diciembre de 1802 se incorporó a la parroquia de Arucas, accediendo al cargo de párroco en propiedad a partir de 1805, hasta su muerte el 23 de mayo de 1838 en su casa en esta calle ARMAS, que luego sería propiedad de su sobrino Guillermo Pérez de León.

Entre las noticias significativas y singulares que se tienen durante sus 33 años que ejerció como párroco en Arucas, vivió tres años muy intensos desde 1808 a 1810, coincidiendo con la guerra de la Independencia contra la ocupación francesa, en los que estuvo muy cerca de los políticos locales, los hermanos Mateo e Ignacio de Matos Quintana, prácticamente vecinos puerta con puerta.

A partir de la sublevación contra los franceses en Madrid del 2 de Mayo de 1808 cuyas noticias son conocidas en la isla con relativa prontitud, activa todos sus sentimientos «De la actitud de la población de Arucas ante la invasión napoleónica, tenemos referencia de altos quilates patrióticos. El Párroco, Don Vicente Pérez de Armas, enardece los ánimos y sentimientos de su feligresía en una homilía memorable, hoy lastimosamente perdida. Este párroco. que escribía todas sus homilías y sermones, escribió también la pronunciada en su iglesia de San Juan Bautista contra Napoleón Bonaparte» (CABALLERO MUJICA, F.: Pedro Cerón y el mayorazgo de Arucas, Las Palmas de GC, 1973, p. 266).

Inmediatamente, en los años 1809 y 1810 acontece una gran sequía y de acuerdo con el alcalde Ignacio de Matos Quintana convocan al pueblo a unas rogativas, traen la imagen de san Andrés desde su ermita en la Costa de Lairaga a Arucas, los dos años, con el consentimiento del obispo Manuel Verdugo (SÁNCHEZ RODRÍGUEZ, J.: Historia de la Parroquia de San Juan Bautista de Arucas 1515-1817, Las Palmas de GC, 2013, p. 386). La traída de esta imagen pudiera guardar relación con la antigua costumbre de ir en procesión a la ermita de san Andrés desde Arucas.

Ese mismo año 1810 es alcalde Mateo de Matos Quintana, habiéndose producido la incautación de los bienes del Marqués de Florencia y Conde de Benazuza, propietario del Mayorazgo de Arucas, al considerarse que era vasallo de Napoleón, 120 colonos de Arucas solicitan que se comisione al Intendente o «a la Audiencia de Canarias para que proceda a la incautación de las tierras del mayorazgo que el marqués de Florencia, residente en el Reino de Italia y vasallo de Napoleón, tiene en Arucas y a la venta de las mismas a los colonos que actualmente las disfrutan en arriendo» cuestión que no prosperaría dado que el largo procedimiento lo llevaría a 1814 en que se inicia la etapa Absolutista de Fernando VII que derogaría la Constitución de 1812 (Obra citada, p.396). No dudamos que el sentimiento patriótico del párroco era partícipe de esta denuncia.

Seguía abanderando la lucha contra los franceses en 1812 y sus anotaciones tras la celebración de la misa de Acción de Gracias el 30 de mayo día de san Fernando en los libros parroquiales nos trasmite sus pensamientos anti-napoleónicos, que no se confunde con anti-francés «"en memoria del fiel levantamiento de la Nación en favor de su Rey Fernando VII y contra Napoleón, tirano de los franceses que intentó también tiranizarla". Y al dia siguiente, "un aniversario solemne por las almas de los que han fallecido en esta gloriosa lucha de la libertad contra la tiranía". Así lo escribe en el Libro de Cuadrante de Aniversarios Cantados "para que conste in soecula soeculorum".  Estos aniversarios se celebraron hasta 1829» (CABALLERO MUJICA, F.: Pedro Cerón y el mayorazgo de Arucas, Las Palmas de GC, 1973, p. 267).

Cuando Mateo de Matos abandona la alcaldía e hipoteca sus bienes para iniciar su defensa contra el pleito que le pusiera por asonada el Mayorazgo del Buen Suceso por el Motín de subsistencia del 5 de mayo de 1800, por el que quedaría arruinado y fallecería, el párroco ya está cercano al nuevo alcalde popular Pedro Castellano González, posible vecino de la calle Cerera,  a quien le reconocerían sus buenos servicios un siglo después nominando la calle a su nombre. Se les ve muy próximos y sobre todo aportando ambos reales para estandartes y palios nuevos de la parroquia. 

Vicente Pérez de Armas aún siendo párroco, había sido nombrado mayordomo de de la Cofradía del Rosario  el 25 de octubre de 1809, de la misma que lo había sido un siglo atrás su antepasado el alférez Mateo de Armas Cabrera, presumiblemente su abuelo materno y padre de sus tíos. Encargó al escultor Luján Pérez los "angelotes" del retablo de la capilla del Rosario, el mismo que su tío el canónigo Vicente Antonio de Armas encargó al maestro dorador Cayetano González, en el que se invirtieron 1446 reales en oro. Después de 20 años de trabajos en la capilla del Rosario lo celebraron con una función solemne (SÁNCHEZ RODRÍGUEZ, J.: Historia de la Parroquia de San Juan Bautista de Arucas 1515-1817, Las Palmas de GC, 2013, pp. 388-389).

Esta misma fuente  cita a dos personas vinculadas a la parroquia en esos tiempos que parecen ser hermanos de Vicente Pérez de Armas.  El primero es José Pérez de Armas quien compró la casa y cueva que la cofradía dejó a Marcela Rodríguez y cuyo tributo como limosna lo había pagado Simón de Armas.  Y el segundo es Simón Perez Armas que es citado como cerero que en 1814 suministra sus productos a la parroquia.

Muchos vínculos entre vecinos de este sector de Arucas, en el que nacieron alcaldes que estuvieron muy próximos al pueblo, y no faltando en su familia aquellos que se dedicaron a un oficio que dió nombre al muy próximo de La Cerera que ha llegado hasta nuestros días.




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Fuente: "Calles con historia como Penny Lane", Parte Tercera de mi libro Silencios rotos. El desflorillado de la historia aruquense, ed. digital 2012 - MDC Silencios rotos : el desflorillado de la historia aruquense

jueves, 10 de julio de 2014

MORENO (Calle)


Esta calle que forma ángulo y mantiene su nombre desde la antigüedad,  se inicia aproximadamente en la mitad de la calle Pérez Galdós, para quebrar y seguir paralela a ella hasta su intersección con la calle Sor Cándida Suárez.

Pertenece al grupo de calles más antiguas del tejido pre-urbano del lugar de Arucas formado por estrechos callejones enmarcado por los Caminos Reales. Entre el descendente al poniente que llegaba a la actual calle de San Juan hasta la actual calle de León y Castillo; el septentrional ascendente  que desde la misma calle de San Juan seguía por la actual calle Francisco Ponce hasta el antiguo Tabaibal para acceder a las cuevas de habitación de la falda meridional de la Montaña de Arucas, y que, presumiblemente, continuaba por las actuales calle Cerera y calle Alcalde Rafael Diaz; y cerrando su lado meridional, el Camino de herradura que discurría junto al Cercado de San Pedro del Mayorazgo, las actuales calle Barranquillo y calle Acequia Alta, que llegando a la altura de los lavaderos tomaba a la izquierda el conocido actualmente como Camino Viejo que baja al "Árbol Bonito" y a la derecha al entonces conocido como Camino de Trasmontaña.

En los siglos XVI y XVII, los más numerosos asentamientos poblacionales del lugar de Arucas se encontraban en las cuevas de habitación del Tabaibal, ocupando ilegalmente las tierras de realengo, por lo que eran llamados "usurpadores". La construcción con piedra y barro de la primigenia Acequia Real del heredamiento de Arucas y Firgas al borde del antiguo humedal de Las Vegas, por la que discurrían las aguas de las Madres de Firgas y Valsendero, del entonces llamado barranco de la Montaña, en la actualidad barranco de la Virgen y sus tributarios, y que dará lugar al aprovechamiento de su fuerza hidráulica para los "heridos" de los ingenios azucareros, obligó que la construcción de estos fuera en las márgenes de la acequia, lo que motivaría asimismo que las ermitas de san Sebastián y san Juan Bautista también allí se edificaran.

Todo ello comportó que los vecinos con su constante transitar de arriba a abajo y de vuelta, fueran definiendo con su paso distintos y estrechos senderos que terminarían siendo callejones para comunicar el Tabaibal con la zona baja junto a la Acequia Real, y así surgieron de naciente a poniente los que serían conocidos como Mateos, Moreno, Rosales (la actual calle Pilar Medina), Armas y Quintana (la actual calle Alcalde Mateo de Matos Quintana), y posiblemente las márgenes del barranquillo que bajaba de la Montaña (la actual calle Salvador Rueda). Luego surgirían los transversales a estos, los callejones de la Fe y de la Cruz. 

Esta calle MORENO  que era así llamada hasta su intersección con la calle Cerera, pues la actual calle Sor Julia Millán fue nominada por división de esta en su nomenclatura en el último tercio del siglo XX, fue adquiriendo importancia a partir de la construcción de la nueva ermita de san Sebastián y la aparición del potrero en el tramo inferior de la actual calle Pérez Galdós, en el paso del siglo XVIII al XIX. Ello representaría un mayor desplazamiento de personas, animales y carros entre el Tabaibal y la parte baja de la Villa a través de esta calle MORENO, más aún cuando todo el espacio intermedio de transición que cruzaban los caminos transversales se convirtió en el barrio de los artesanos, que algunas fuentes citan como barrio de Antonio Rodríguez, hábitos que terminaron por consolidarse con la construcción de las Casas Consistoriales y el Mercado Municipal en el último cuarto del siglo XIX.

Es la comodidad de la utilización de los vehículos a motor en el desplazamiento interior por la Ciudad, ya en el último tercio del siglo XX, lo que restará su importancia como vía de comunicación peatonal entre La Cerera y la ampliación del entramado urbano de la zona baja, si bien aún muchos vecinos que se desplazan a pie la utilizan.

Del origen de su nombre, nada se sabe de quién se trata, y si lo es por su apellido o por el color de su piel, o por ambos. Y puede ser así porque algunos  genealogistas dicen que el apellido originario de Castilla desciende del caballero romano Lucio Murena, mientras que otros sostienen que proviene del mote o apodo que surgió del color oscuro de su piel.

Está documentado que en el lugar de Arucas desde los primeros tiempos habían esclavos negros de ambos sexos que trabajaban para sus dueños en los ingenios y en sus tierras, e incluso para sus servicios domiciliarios y personales. Igualmente están documentados los nacimientos de hijos de padre desconocido, probablemente sus dueños, que dio por resultado los llamados "morenos" por su color de piel resultado de la unión genética de las dos razas. Cuando eran bautizados, con la licencia obligada de sus padres, los hijos de esclavos aparecen registrados en los libros de bautismo con el apellido prestado por sus padrinos y dueños, como gesto de generosidad, y en las partidas se indicaba el color, del que resultan muchas inscripciones donde se indica «moreno». Igualmente se indicaba si sus padres eran libres, lo que se especificaba como «liberto», de donde la conclusión popular del registro terminaría por crear el apellido. 

«Los libros sacramentales de bautizos y matrimonio no son muy esclarecedores en cuanto al número de libertos, pero nos permiten sacar y si acaso aventurar algunas conclusiones. Muchos libertos al recibir alguno de los sacramentos no nos consignan su origen y cuando lo hacen, abandonan el término negro para autodenominarse moreno.

Del conjunto de bautizados en el siglo en la isla de Gran Canaria, sólo aparecen 56 hijos de libertos, por una o ambas partes, cuyo índice no es nada relevante, pues no llega ni a un 1 %(17 (LOBO CABRERA, M.: Los libertos en la sociedad canaria del siglo XVI, Sta. Cruz Tenerife, 1983, p. 47).

Para ubicar la investigación realizada, el autor incluye la nota al pie «(17) Estos datos los hemos hallado de la consulta de los siguientes Archivos parroquiales: El Sagrario de Las Palmas, Telde, La Vega, Guía, Gáldar y Arucas. Libros de bautizos». 

También se daba la doble situación, donde el varón era liberto, porta el apellido "Moreno" y desde su condición de hombre libre contrae matrimonio con una esclava: «... por los matrimonios de Juan Moreno, labrador, con Ana Suárez, esclava del alférez Luis Castrillo» (LOBO CABRERA, M. Y OTROS: La "otra" población. Expósitos, ilegítimos, esclavos ..., Las Palmas de GC, 1993, p. 127).

Desde la creación de la parroquia de San Juan Bautista de Arucas en 1515 se realizaron por los vecinos donaciones de casas y tierras para el sostenimiento de la Fábrica de la Parroquia, en contraprestación de misas anuales por sus "ánimas" a su fallecimiento. Estos bienes eran dados en arrendamiento a vecinos que tenían que pagar anualmente el "tributo" establecido. Hubo otros bienes que fueron donados con iguales fines a las distintas cofradías que existieron en la parroquia. De los casos que hemos conocido, algunas de esas casas donadas en los primeros tiempos pudieron estar en el entorno de este sector de transito pre-urbano y algunas en El Cerrillo, dado que sí sabemos con certeza documental que muchas de las situadas en el entorno de la ermita de san Juan estaban adscritas a las capellanías de Juan Mateo de Castro, donde también se menciona tan sólo la cueva o casa-canaria del presbítero Manuel Cayrasco.

Entre estas aparece un caso de tributos pagados que pudiera guardar aparente relación con este lugar. En la liquidación de cuentas que el mayordomo de la fábrica parroquial Antonio Díaz realiza a finales de 1625 al visitador Matamala, se reconocen nuevos tributos y alquileres, entre los que se incluyen: «30 reales que paga Rodrigo Moreno y Juan Hernández sobre unas casas en que viven», mayordomo eclesiástico que también volverá a realizar otra liquidación de cuentas el 8 de julio de 1629, esta vez ante el provisor Luis de Toral, y de nuevo incluye «2 tostones que paga Rodrigo Moreno sobre unas casas en que vive», quien sigue pagando tributos por estas casas en las liquidaciones que hasta 1643 hace el mayordomo y párroco Juan Pérez Ojeda, y en las que realiza el mayordomo Andrés González en 1654.

Llama la atención que entre estas fechas de 1649-1650, ejercen de mayordomo y sacristán por primera vez dos jóvenes clérigos, Juan Almeida Trujillo y Pedro López Travieso, quienes declaran como tributario de las casas a Rosario Moreno en las cuentas que liquidan ante el provisor Marcos de León Tamariz, quien nombró de nuevo mayordomo a un seglar, el capitán Domingo Suárez  (SÁNCHEZ RODRÍGUEZ, J.: Historia de la Parroquia de San Juan Bautista de Arucas 1515-1817, Las Palmas de GC, 2013, p. 105-130). La nombrada pudiera ser familiar de Rodrigo Moreno, y que los nobeles presbíteros registraron erróneamente a nombre de quien entrega los reales, y no del titular de los tributos. Si así fuera, el arriendo de la misma casa durante 25 años, es período más que suficiente para que en aquellos tiempos su estancia cree un topónimo.

Siglos después, tenemos documentada la pervivencia del apellido en Arucas, cuando en las cuentas que liquida en 1804 el mayordomo de la Fábrica Parroquial de San Juan y alcalde ordinario de Arucas Victor Lorenzo Diaz se incluye «Por 232 maravedies que pagó en el año 1799 a don Joaquín Moreno alguacil mayor de la iglesia, por citación de peritos para el reconocimiento de la acequia»  (SÁNCHEZ RODRÍGUEZ, J.: Historia de la Parroquia de San Juan Bautista de Arucas 1515-1817, Las Palmas de GC, 2013, p. 375).

En todo caso, y al margen de la persona que siendo estante en el lugar por su apellido o apodo pudo crear el topónimo con el que se conoce la calle, queda acreditada la gran importancia que la misma tuvo en siglos pasados como necesaria vía de comunicación entre dos distintas zonas de Arucas.






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Fuente: "Calles con historia como Penny Lane", Parte Tercera de mi libro Silencios rotos. El desflorillado de la historia aruquense, ed. digital 2012 - MDC Silencios rotos : el desflorillado de la historia aruquense




miércoles, 9 de julio de 2014

SOR CÁNDIDA SUÁREZ (Calle)

Antes LA FE. 

Es la calle que se inicia en la intersección de la calle Pérez Galdós con la calle La Cruz y con la calle Cronista Teodoro Rosales; y termina, al encontrarse con la pequeña calle Alcalde Mateo de Matos Quintana, después de atravesar el Barranquillo, tramo a partir del cual era conocida en la antigüedad como calle Quintana, al igual que la antes mencionada con la que se encuentra.

Es difícil entender en los tiempos actuales como pudo trazarse esta larga calle, algo quebrada en su trazado y a diferentes niveles. Habría que recrear al menos la vida ciudadana de hace un siglo, de cuando se podía jugar al boliche en aquellas calles empedradas, donde los coches que podían circular eran muy pocos, y más que coches, aquellos llamados "fotingos" que eran advertidos por su sonido desde mucha distancia.

En ese tiempo y en los anteriores, estas y otras de nuestras calles nacieron por la necesidad de atajar el camino, de cuando las campanas llamaban a misa o de cuando las caracolas convocaban a asamblea. Los vecinos que vivían en el Barranquillo atajaban en dirección a la plaza de la Iglesia por esta, entonces llamada calle La Fe, al igual que lo hacían los del Tabaibal y de La Cerera que bajaban por la calle Moreno, para continuar por las calles de La Cruz, Álvarez, y después, la del Cura.

Era el mismo recorrido que al revés hacían los curas, cuando la campanilla del viático con agudo sonido anunciaba su paso porque llevaba los últimos sacramentos al agonizante vecino de esos lugares. Siempre el mismo camino, y siempre parábamos en nuestro juego para santiguarnos y no "pecar". Porque este era el mejor atajo urbano construido por el hombre con su paso de siglos para llegar con el menor recorrido y esfuerzo.

Pero la antigua nominación de esta calle de LA FE, no tiene su génesis ni en el atajo en sí, ni en los viáticos. Al igual que la calle La Cruz guarda estrecha relación con las costumbres cristianas de siglos atrás. Si aquella lo fue por la presumible colocación de una cruz muchos siglos atrás junto a un pequeño cruce de callejones, o porque por allí estaban las propiedades de la Cofradía de la Vera Cruz, la "fe" cristiana se acreditó en el entonces lugar de Arucas con claras muestras de participación de los cofrades y por la devoción popular.

Cuando la visita del obispo Dávila y Cárdenas en 1732, se refiere en los libros parroquiales: «Visitó su ilustrísima las cofradías que han en esta iglesia que son la de San Juan que es el libro de esta fábrica, la de la Vera Cruz, la del Santísimo, Rosario y Ánimas y en sus libros quedaron sus decretos. Hay otra que comienza a fundar del señor San Sebastián y otra del Dulce Nombre de Jesús que con el tiempo se verá su estado» (SÁNCHEZ RODRÍGUEZ, J.: Historia de la Parroquia de San Juan Bautista de Arucas 1515-1817, Las Palmas de GC, 2013, p. 253). Muchas para 605 vecinos, aproximadamente unos tres mil habitantes contando niños.

El que la Fe fuera para los cristianos la «primera de las tres virtudes teologales, asentimiento a la revelación de Dios, propuesta por la Iglesia» es la circunstancia por la que se reconoció en esta calle con un rótulo. Al igual que, por prestigio social se fuera cofrade aunque comportara contribuir económicamente a su existencia y a la Fábrica de la parroquia; o que se fuera "disciplinante" en la procesión de la Sangre que llegaba hasta San Pedro; o que se pagaran algunos reales por llevar las andas procesionales o una vara del palio en la del Corpus. Todos eran signos externos que contribuían al prestigio social.

Y aún así, el mismo obispo Dávila y Cárdenas en su mandato exigía «que todos los feligreses oigan misa los días de fiesta y que ninguno trabaje en ellos, mostrando a los que faltasen o delinquieren como lo disponen las leyes sinodales deste obispado». 

Y lamentaba «la gran pobreza desta fábrica y de todas las cofradías desta parroquia, que no solo nace de haberse entibiado ya la antigua devoción de estos vecinos en contribuir con sus limosnas para sus gastos, sino también por el descuido de los mayordomos en la cobranza de los caudales, deudas y limosnas que se han donado a la fábrica y cofradías, pues en todas hay rezagos de muchos años que entonces eran efectivos y ya por la mayor parte se han hecho incobrables» (Obra citada, p. 250).

Con posterioridad en la segunda mitad del siglo XX es nominada SOR CÁNDIDA SUÁREZ en reconocimiento a la decisiva participación de la aruquense Sor Cándida Suárez Suárez en la fundación en 1906 del Colegio Sagrado Corazón de Jesús de las Hijas de la Caridad, que tuvo su primera ubicación en los dos inmuebles situados en la esquina de ésta con la calle Pérez Galdós, donados por la misma para destinarlos a esta actividad, y al que se uniría otro viejo caserón adquirido más tarde, que sería demolido y construido de nueva planta.

En el mismo año 1906, a su hermano José Suárez y Suárez le vino el pensamiento de fundar en Arucas un colegio bajo la dirección de la Orden de los Padres Franciscanos, pero después de conocer la opinión del entonces capellán de las Hijas de la Caridad, Ramón Cirera, sumando a otros aruquenses y con nuevos contactos, conocen de la actividad docente de los Hermanos de las Escuelas Cristinas, quienes estaban abandonando Francia por la aprobación de la ley de enseñanza laica e iniciando su actividad en otros países, y consiguen convenir la apertura del  Colegio de San Juan Bautista de la Salle.

Eran los tiempos en que se imponía el criterio de la segregación de géneros en las escuelas, y se duplicaban las iniciativas, si bien en este del Sagrado Corazón de Jesús se admitían niños en el parvulario, es de suponer así lo era desde el pensamiento que no comportaban riesgo alguno para las niñas, y porque se observó la regla de un niño por cada diez niñas. 

Con el paso de los años, en la década de los setenta del siglo XX el colegio trasladará su actividad al lugar de El Pino, en una hermoso edificio adquirido a la familia Hernández Suárez donde sigue prestando su actividad docente.

 

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Fuente: "Calles con historia como Penny Lane", Parte Tercera de mi libro Silencios rotos. El desflorillado de la historia aruquense, ed. digital 2012 - MDC Silencios rotos : el desflorillado de la historia aruquense




martes, 8 de julio de 2014

SAN JUAN (Calle)

Antes REAL DE SAN JUAN. 

El antiguo lugar de Arucas creció en sus primeros tiempos pre-urbanos a partir de los asentamientos que se hicieron en las márgenes del Camino Real que le unía al Camino de Gáldar, el cual penetrando por la Hoya de San Juan a través del trazado de la calle Muñoz, la actual calle Marqueses de Arucas, llegaba a la actual calle de San Juan, donde se desdoblaba el Camino Real, en dirección norte hacia la falda de la Montaña de Arucas para acceder al Tabaibal donde estaban los primigenios asentamientos en las cuevas de habitación,  y en dirección sur aprovechando el descendente lomo para seguir el camino por la actual calle León y Castillo.

A medida que los asentamientos poblacionales se realizaban en las márgenes del Camino Real en este lomo, fue adquiriendo importancia y notoriedad como calle REAL DE SAN JUAN, no en el sentido que algunas fuentes sostienen de divisoria entre las ermitas de san Juan y de san Sebastián, pues la última fue edificada por Fernando de Armas Troya en 1669 en el lugar de la actual Plaza de la Constitución. Pero no era este el lugar de ubicación de la primigenia ermita de san Sebastián, que había sido construida por el albacea Juan Mansel dando cumplimiento al mandato testamentario de Juan de Çamora y en las tierras que fueron de éste, aproximadamente junto al conocido como Teatro Nuevo en la confluencia de la calle  Marqueses de Arucas con la calle Juan de Dios Martín.

Pero no sólo por ello. Arucas en 1676 tenía ya 1.235 habitantes y el nombrado Fernando o Hernando de Armas Troya, mayordomo de la Fábrica Parroquial casado con Catalina de Godoy Álvarez, tenía su casa en esta calle, haciendo esquina con la actual calle Pedro Marcelino Quintana, que era llamada calle Álvarez precisamente por corresponder al apellido que de su madre tomaron sus hijos: los canónigos Manuel Alvarez de Castro Godoy y  José Alvarez de Castro Godoy; Antonia Alvarez Castro Godoy mujer del Capitán de caballos José Ortega Talavera que fuera alcalde ordinario de Arucas entre 1711 y 1715; y Maria Dolores Alvarez Castro mujer de Domingo de Matos. Tan sólo su hijo Sebastián Mateo Armas Castro no llevó el apellido materno.

Sí fue la calle REAL DE SAN JUAN el eje a partir del cual comenzaría a crecer el tejido pre-urbano, con pequeñas calles descendentes en dirección de naciente hacia la ermita de san Juan, y también en dirección de poniente, pues además de la nombrada calle Álvarez que bajaba hasta la nueva ermita de san Sebastiána la altura de su intersección con la antigua calle Muñoz, la actual calle Marqueses de Arucas, se iniciaba un entramado pre-urbano de estrechos callejones para acceder al que fue conocido como "barrio de Antonio Marrero" o de los artesanos, donde aparecen esos estrechos callejones con nombres que perduran y otros ya perdidos como Mateos, La Cruz, La Fe, Moreno y Rosales que llegaban hasta el Barranquillo que bajaba desde el Tabaibal de la Montaña hasta la Acequia Real, hoy Acequia Alta.

Ese eje pre-urbano del siglo XVIII que conformaba la calle REAL DE SAN JUAN, en un lomo descendente desde la falda de la Montaña, se va a convertir en su tramo más llano en un auténtico mercado callejero a cielo abierto donde se ensancharía el Camino Real y se instalaron los puestos para la venta de verdura, frutas, se expendía el pescado y los productos de la industria chacinera, en el espacio que un siglo después surgirían las aceras cuando se pavimentó la calle con grandes adoquines.

El propio crecimiento de la población que en 1735 ya anotaba unos 605 vecinos, aproximadamente unos tres mil habitantes, y la también ampliación de la ermita de san Juan a tres naves que realizara el párroco  Lorenzo Finollo y Venegas en el siglo anterior, unido a las numerosas  casas de planta alta construidas en este tiempo por el rico párroco Juan Mateo de Castro en el perímetro de la actual Plaza de San Juan que vincularía a sus capellanías, convirtieron a esta calle en el repetido gran mercado a cielo abierto del lugar de Arucas.

Un siglo después en el XIX, cuando ya reconocida como Villa se inicia el verdadero proceso urbano, con la construcción en el último cuarto del nuevo Mercado Municipal frente a la entonces Plaza de San Sebastián, comportará el traslado de aquellos puestos al nuevo mercado, si bien en la calle quedaron aquellos tenderos que aprovecharon los bajos de las viviendas de planta alta.

Se iniciaba la pérdida de su hegemonía urbana, que se desplazaba ante la fuerte atracción que comenzó a ejercer la calle León y Castillo por la ubicación de las Casas Consistoriales, el nuevo Mercado, y sobre todo, la terminación de la carretera que unió Arucas con Las Palmas que en ella acababa, y aunque perdiera el epíteto de Real que la calle tuvo, por el progresivo abandono del antiguo Camino de Gáldar, y pase a llamarse simplemente calle de SAN JUAN, mantuvo durante la primera mitad del siglo XX su relativa importancia en el contexto urbano dado que en ella estaban radicadas las oficinas de correos y las del telégrafo, así como el llamado Teatro Circo con oficios de gallera y terrero de lucha, después Teatro Cine Viejo tras el inicio de la construcción del llamado Teatro Nuevo en El Terrero, donde el teatro y distintas manifestaciones musicales compartían espacio con el cine, sin olvidar que allí estuvo en los primeros años del siglo el Casino.

Fue en esa primera mitad del siglo XX cuando el pavimento de la calle se consideró modélico, basado en un sistema de adoquines cúbicos de piedra de cantería, aproximadamente de quince, por veinticinco y por veinticinco centímetros, colocados sobre un manto de argamasa, y rellenos los huecos de una lechada de cal, arena, grava marina y un poco de cemento, con estadales y losas de piedra de diferentes tonalidades en las aceras, con huecos bota-aguas bajo las aceras dando salida a las aguas pluviales de las viviendas, y alcantarillas de piedra y hierro con cloaca y registros, que llevaban las aguas pluviales y sucias al colector general.

En el informe municipal de 1929 se decía «Se encuentra adoquinada casi en su totalidad, faltando solamente el trozo comprendido entre las calles de Muñoz y Real que está empedrado». Hay que llamar la atención que la expresión totalidad incluye la fuerte rampa inicial de la calle, el tramo entre la calle León y Castillo y la calle Párroco Morales, el que conserva en gran medida el ancho del antiguo Camino Real (la imagen que ilustra esta entrada al Blog), lo que le hacía más meritorio aún por el constante paso de carros y herraduras de aquella época.

Ya en el siglo XXI, la demolición del Teatro Viejo dará lugar a la construcción  de un edificio multifuncional que albergará además de la sede de la Mancomunidad de Ayuntamientos del Norte de Gran Canaria, un auditorio apto para diversas actividades, que ha sido bautizado con el cacofónico nombre de Nuevo Teatro Viejo.



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Fuente: "Calles con historia como Penny Lane", Parte Tercera de mi libro Silencios rotos. El desflorillado de la historia aruquense, ed. digital 2012 - MDC Silencios rotos : el desflorillado de la historia aruquense